🏖️ Sitios turísticos de Cartagena: Mi guía definitiva para disfrutarla como local
1. Introducción: Cartagena, una joya del Caribe colombiano
2. Ciudad Amurallada: Un viaje en el tiempo por el corazón histórico
La Ciudad Amurallada es el alma de Cartagena. Caminar por sus calles empedradas es como hojear un libro de historia en 3D, donde cada balcón, cada farol, cada plaza cuenta una anécdota colonial.
Este centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es el lugar perfecto para empezar cualquier viaje por Cartagena. Lo mejor que puedes hacer es perderte sin rumbo. Así fue como descubrí pequeñas tiendas artesanales, cafés ocultos y callejones que parecían salidos de una novela de Gabriel García Márquez.
Uno de los sitios más simbólicos es la Plaza de los Coches, antiguamente un mercado de esclavos y hoy epicentro de dulces típicos. Al fondo verás el Portal de los Dulces, donde probé unas cocadas que aún recuerdo. Las casas coloniales de colores, los balcones llenos de flores y el ambiente vibrante te abrazan sin aviso. Cartagena te atrapa sin esfuerzo.

Ciudad amurallada, Cartagena
Castillo de San Felipe y La Popa: Guardianes de la historia militar
Si hay algo que me dejó boquiabierto fue el Castillo de San Felipe de Barajas. Imponente, casi desafiante, esta fortaleza del siglo XVII es uno de los fuertes más grandes construidos por los españoles en América. Subir por sus túneles oscuros, entrar en sus galerías y salir a los miradores con vistas panorámicas de la ciudad… es simplemente inolvidable.
Desde allí, te recomiendo que subas hasta el Convento de La Popa. Está en el punto más alto de Cartagena y te regala una vista de 360 grados que difícilmente olvidarás. Además, su historia es muy rica: construido por los Agustinos en 1607, el lugar conserva una capilla con imágenes religiosas, jardines y un silencio que contrasta con el bullicio de la ciudad.
Ambos lugares te permiten entender el valor estratégico y militar de Cartagena durante siglos de ataques piratas. Es historia viva y tangible.

Castillo de San Felipe de Barajas
4. Torres, plazas y portales: Cartagena en postales vivas
La Torre del Reloj es probablemente la postal más famosa de Cartagena. Es la puerta principal de entrada a la Ciudad Amurallada y un punto de encuentro habitual. Cada vez que pasaba por ahí, sentía que estaba entrando a un escenario teatral lleno de magia.
Muy cerca está la Plaza de la Trinidad, en el corazón de Getsemaní. Ahí no solo ves a los turistas, sino también a los cartageneros compartiendo cerveza, música, risas. Un ambiente vibrante que empieza por la tarde y no para hasta bien entrada la noche.
Cartagena está llena de pequeñas plazas y rincones que no aparecen en los mapas turísticos pero que son igual de encantadores. Te aconsejo caminar, mirar hacia arriba, sentarte y observar. Así es como Cartagena se deja conocer de verdad.

Torre del reloj
5. Playas paradisíacas y excursiones en islas
Sí, Cartagena también tiene playa. Y no cualquier playa: hablamos del Caribe colombiano, con aguas cálidas, azules y cristalinas. Uno de mis días favoritos fue cuando tomé un tour a las Islas del Rosario, un archipiélago de 28 islas perfectas para hacer snorkel, buceo o simplemente tirarse al sol.
Otra joya es la Playa de Barú. Aunque es más turística, la experiencia fue increíble: arena blanca, mar turquesa, hamacas frente al mar y vendedores que, aunque insistentes, le ponen un sabor local al día.
Consejo personal: si puedes, quédate una noche en las islas. El atardecer y la tranquilidad sin los turistas de un solo día valen totalmente la pena.

6. Museos y templos que cuentan historias profundas
Cartagena también es cultura y memoria. Uno de los lugares que más me impactó fue el Museo Histórico (Palacio de la Inquisición). Además de su arquitectura colonial, el museo tiene exposiciones que narran la oscura etapa de la Inquisición española en Colombia. Es crudo, pero necesario.
El Museo Naval del Caribe también me pareció una joya oculta. A veces pasa desapercibido, pero ofrece una mirada detallada sobre el papel de Cartagena en la defensa del territorio y su relación con el mar. Ideal si te gustan las historias de batallas, barcos y mapas antiguos.
Y no puedo dejar de mencionar la Iglesia y Museo San Pedro Claver. Además de su belleza arquitectónica, lo que más me tocó fue conocer la historia de este santo jesuita, defensor de los esclavos africanos. Una visita emocional y educativa.

Palacio de la Inquisición

Museo Naval del Caribe

Iglesia y Museo San Pedro Claver
Getsemaní es ese barrio que te atrapa sin pedir permiso. Era un barrio popular y obrero, y hoy es el corazón artístico de Cartagena. Aquí encontré grafitis coloridos, galerías independientes, cafés escondidos y música en cada rincón.
Una noche llegué a la Plaza de la Trinidad casi por accidente y terminé quedándome más de tres horas disfrutando de shows callejeros, tambores africanos y cervezas frías. La gente aquí es alegre, abierta, te hace parte sin conocerte.
Recomiendo caminar por la Calle de la Sierpe, donde los murales cuentan historias de lucha, cultura afrocolombiana y resistencia. Si quieres sentir la Cartagena real, ven a Getsemaní. Y ven con tiempo.

8. Naturaleza exótica y aventuras inolvidables
Uno de los planes más diferentes que hice fue ir al Volcán del Totumo. Es un pequeño cráter lleno de barro volcánico donde te puedes bañar, flotar como si estuvieras en el Mar Muerto y luego enjuagarte en una laguna cercana. Una experiencia rara, divertida y con supuestos beneficios para la piel.
Otra experiencia memorable fue en La Boquilla, un pequeño pueblo pesquero al norte de Cartagena. Ahí tomé un tour ecológico en canoa por los manglares. El guía era un lugareño que conocía cada raíz y cada ave. Una experiencia serena y auténtica.
Estos lugares muestran otra cara de Cartagena, más natural y menos turística. Y precisamente por eso, más especial.

Volcán del totumo

La boquilla
9. Consejos prácticos para recorrer Cartagena como local
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Evita las horas de más calor (12:00 – 15:00) para caminar. El sol en Cartagena no perdona.
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Lleva dinero en efectivo, especialmente si vas a lugares como La Boquilla o mercados locales.
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Usa ropa cómoda y fresca, pero respeta los códigos en iglesias y sitios religiosos.
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Negocia siempre los precios, desde souvenirs hasta taxis. No es falta de respeto, es cultura local.
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Cuida tus pertenencias, especialmente en zonas muy turísticas.
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Toma agua y protégete del sol con bloqueador. Suena obvio, pero créeme: lo agradecerás.
10. Conclusión: Cartagena te cambia para siempre
Cartagena es un destino que no se olvida. Porque no es solo lo que ves, sino lo que sientes. En cada calle, en cada plato típico, en cada sonrisa, hay una historia.
Desde la historia colonial hasta las playas del Rosario, desde los manglares de La Boquilla hasta el arte urbano de Getsemaní, Cartagena te da más de lo que esperas.
Mi recomendación final: no vayas solo a “ver sitios turísticos”, ve a vivir Cartagena. Escúchala, siéntela, piérdete y déjate llevar. Como me pasó a mí, seguro que también te cambia para siempre.